martes, 18 de abril de 2017

Modelos de relatos detectivescos tradicionales (VII). El modelo abstracto de Umberto Eco

A diferencia de autores como Van Dine, Knox y Chandler, que proponen modelos operativos para escribir novelas detectivescas, Umberto Eco propone un modelo abstracto para explicar la novela policíaca (detectivesca) y que denomina modelo abstracto de lo conjetural, en su libro “Apostillas a El nombre de la rosa”. Asegura que un ejemplo de este tipo de modelo es el laberinto
 
 
Laberinto de Teseo, laberinto griego, Hilo de Ariadna, laberinto del Minotauro
Laberinto univiario
 
Laberintos de la abadía de Stift Melk
Inspirada en la abadía de Stift Melk, a orillas del Danubio en Austria, Umberto Eco presenta tres tipos de laberintos en su primera novela. 
 

El laberinto de Teseo, el laberinto griego, el del Minotauro; univiario: una sola vía, el que no se bifurca, donde no es fácil perderse. La entrada y la salida son el mismo acceso.

El laberinto manierista, el laberinto de caminos alternativos, el que  nos llevará a la salida si tomamos el camino correcto en las bifurcaciones y a perdernos si las elecciones son erróneas; aquel donde es necesario el hilo de Ariadnapara no perdernos.  
El laberinto de la red, el de rizoma, el de ramificaciones infinitas; el más complejo, confuso y enmarañado. Umberto Eco lo explica como espacio laberíntico infinito; el que por mi parte denomino el metalaberinto, el laberinto de los laberintos.
 
Laberinto de rizoma, laberinto retecular infinito
Estructura reticular
Una forma de entender el laberinto de rizoma es figurándonos una estructura reticular sin fin, con sus barras y nudos formando triángulos que van a un sitio y al contrario y al sitio conocido y desconocido y nunca acaba su desarrollo, porque llega un momento en que una vez dentro de este laberinto no sabemos solamente dónde está la salida, sino que ya no sabemos dónde está la entrada por la que accedimos.
 
 
El laberinto como metáfora
Realmente, Umberto Eco nos habla de manera metafóricacuando asegura que un modelo conjetural de la novela policíaca (la detectivesca y de misterio también) es el laberinto.
Habla del laberinto como espacio de la conjetura, donde posiblemente se pueda interpretar este espacio como espacio tanto de la conjetura en la ficción como de lo personal.
Es decir, que en sí, El nombre de la rosacomo texto ya escrito y terminado no es sino todo un enorme y complejo laberinto de rizoma con sus infinitos sentidos vertidos por el autor y que como novela con significados abiertos y sujetos a la interpretación de cada lector (trama detectivesca o policíaca), no es sino una concurrencia o sumatorio de múltiples laberintos tanto de tipo espacial, como moral, espiritual, psíquico… que se muestran en virtud de los personajes y las situaciones que en el espacio narrativo principal: la abadía, acontecen.
Su estructura narrativa, en cuanto a la forma de la trama, es laberínticamente sencilla, que no simple; como el laberinto griego. Es sabido que no existe sentido de base o estructura base de mayor excelencia que aquella que responde sencillamente al modelo alguien busca algo, termine o no ese alguien por conseguir su objetivo.
 
Laberinto manierista, hilo de Ariadna, Adso de Melk
‘El nombre de la rosa’. Imagen de la película
La estructura base de la novela es que alguien quiere saber quién comete los asesinatos en la abadía y el porqué. Es llegar al centro del laberinto y enfrentarse al minotauro: al responsable de las muertes en la abadía. Una vez vencido el minotauro: mitad hombre, mitad toro, esto es, el autor de los crímenes, el resto es volver a la entrada del laberinto que ahora será la salida, tomando siempre los giros hacia la derecha o también a la izquierda, que son de camino mucho más largo.
Sin embargo, en la novela, en uno de los episodios, Eco nos presenta un laberinto minimalista, un laberinto lleno de bifurcaciones. Adso de Melk se ve obligado a usar su hábito para convertirlo en el hilo de Ariadna, a fin de volver sobre sus pasos y poder encontrar la salida, que en el momento de acceder era la entrada.
Umberto Eco consigue que el lector se sumerja en un mundo cerrado con un misterio que resolver a través de una estructura de laberinto griego con episodios de laberintos bifurcados dentro de la trama. Es como si nos retara a que nos involucremos en el juego de las conjeturas y adoptemos un rol dentro de la intriga y que seamos parte no ajena del complot y misterio que envuelve a la abadía: Por qué nos gustan las historias de misterio.
 
La estructura básica es una de las conjeturas que resolver; es la conjetura principal del misterio. Pero ¿cuáles son las otras estructuras o tramas secundarias, es decir, las otras conjeturas que giran en torno a la principal y con qué tipo de laberinto se identifican, si así sucede?
Lo vemos en la próxima entrada.
¡Nos vemos pronto!

 

V.P.
 
Referencias: Eco, U. (1985): Apostillas a El nombre de la rosa. Barcelona: Lumen.
 
© imágenes: Laberinto griego, por PIRO4D, en Pixabay. Estructura reticular, en Imágenes de Google. Adso en el laberinto, captura de pantalla.

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